Deseos de correr. Así es como definen los americanos la primera necesidad de esta raza. Siempre y cuando el Husky tenga la posibilidad de probar su resistencia corriendo largas distancias, se logrará un ejemplar equilibrado y seguro de sí mismo. Sin embargo, la mayoría de ellos viven en grandes ciudades y su urgencia no queda satisfecha con una o dos bajadas al parque.
En realidad, todos los amos deberían saber que confinar a este oriundo de las nieves entre cuatro paredes sólo trae problemas de conducta: a la mínima oportunidad intentará escabullirse para investigar los alrededores y marcar con su orina todas las esquinas de su barrio. Incluso encerrado en un jardín,
pondrá a prueba la altura de las vallas, empleará su mandíbula para ver si las puede echar abajo y recurrirá a mil y una estrategias para abrir la puerta y... ¡adiós, baby! "Tarko aprovecha mis despistes -nos explicaba en su carta Rosario de Córdoba - para tomar las de Villadiego. Incluso ha aprendido a abrir la puerta del jardín: apoya la pata en el pomo y la abre con una facilidad pasmosa. No hay forma de corregirle.
Además, no responde a mis llamadas y la única manera de que permanezca quieto es cansarle dejándole correr detrás de mi bicicleta durante una media de... ¡dos horas!".
Los mushers (conductores de trineo) comprenden esta necesidad y ejercitan a sus perros incluso en época veraniega, pues lo único que quieren estos atletas de cuatro patas es correr, correr y correr. Una vez satisfecho este ímpetu, será más fácil acometer su proceso de educación y adiestramiento.
La mayoría de los dueños de Husky no se explican cómo el tierno cachorro de ayer se ha convertido en un adulto respondón y desobediente. Se debe a un error de educación. ¿Cómo debe encauzarse entonces el adiestramiento de esta belleza salvaje?
En realidad, todos los amos deberían saber que confinar a este oriundo de las nieves entre cuatro paredes sólo trae problemas de conducta: a la mínima oportunidad intentará escabullirse para investigar los alrededores y marcar con su orina todas las esquinas de su barrio. Incluso encerrado en un jardín,
pondrá a prueba la altura de las vallas, empleará su mandíbula para ver si las puede echar abajo y recurrirá a mil y una estrategias para abrir la puerta y... ¡adiós, baby! "Tarko aprovecha mis despistes -nos explicaba en su carta Rosario de Córdoba - para tomar las de Villadiego. Incluso ha aprendido a abrir la puerta del jardín: apoya la pata en el pomo y la abre con una facilidad pasmosa. No hay forma de corregirle.
Además, no responde a mis llamadas y la única manera de que permanezca quieto es cansarle dejándole correr detrás de mi bicicleta durante una media de... ¡dos horas!".
Los mushers (conductores de trineo) comprenden esta necesidad y ejercitan a sus perros incluso en época veraniega, pues lo único que quieren estos atletas de cuatro patas es correr, correr y correr. Una vez satisfecho este ímpetu, será más fácil acometer su proceso de educación y adiestramiento.
La mayoría de los dueños de Husky no se explican cómo el tierno cachorro de ayer se ha convertido en un adulto respondón y desobediente. Se debe a un error de educación. ¿Cómo debe encauzarse entonces el adiestramiento de esta belleza salvaje?
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