Es corriente leer en libros comerciales y oír en medios de difusión consejos no comprometidos y, en muchas ocasiones falsos, que tan sólo tratan de cuidar una buena imagen comercial pseudo ecologista o proteccionista y en muy pocas ocasiones se «mojan» en contar la verdad de la solución para la modificación de conducta canina.
Desde siempre he tratado, a través de mis publicaciones, de dar consejos prácticos, aunque a veces he podido ser tachado de duro, ya que creo que la fidelidad de mis lectores se merece al menos que les cuente la verdad.
No les voy a decir que el perro «comedor de basuras» se soluciona diciéndole ¡NO! cuando lo vaya a hacer, ni echándole picante o métodos de peligrosas consecuencias, ni tampoco se trata de utilizar castigos humanos, como encerrarlo en una habitación o la «estupidez» del periódico enrollado, ya que todo esto es una muéstra del desconocimiento psicológico del animal.
Tampoco voy a decir que no se debe castigar a los perros porque cualquiera podrá entender que si el castigo existe en su vida social (madres o padres a hijos, dominantes a sumisos, etc.), también deberá existir en nuestra convivencia con él, ya que al fin y al cabo, «familia y perro» deben formar una manada.
Desde siempre he tratado, a través de mis publicaciones, de dar consejos prácticos, aunque a veces he podido ser tachado de duro, ya que creo que la fidelidad de mis lectores se merece al menos que les cuente la verdad.
No les voy a decir que el perro «comedor de basuras» se soluciona diciéndole ¡NO! cuando lo vaya a hacer, ni echándole picante o métodos de peligrosas consecuencias, ni tampoco se trata de utilizar castigos humanos, como encerrarlo en una habitación o la «estupidez» del periódico enrollado, ya que todo esto es una muéstra del desconocimiento psicológico del animal.
Tampoco voy a decir que no se debe castigar a los perros porque cualquiera podrá entender que si el castigo existe en su vida social (madres o padres a hijos, dominantes a sumisos, etc.), también deberá existir en nuestra convivencia con él, ya que al fin y al cabo, «familia y perro» deben formar una manada.