Los niños son dolientes orgánicos. Los adultos son el barómetro de cómo los niños se encargará de la muerte, por lo tanto, la forma más saludable para ayudar a un niño a adaptarse a la muerte de una mascota es darles explicaciones honestas y sencillas. Muéstreles que está bien sentirse triste y les permite hacer lo que es natural para ellos.
Desde temprana edad, los niños comienzan a entender el concepto de la muerte, a pesar de que pueden no ser conscientes de que en un nivel consciente. "Cualquier niño lo suficientemente grande para amar es lo suficientemente mayor para llorar", dice Alan Wolfelt, PhD., El mundialmente reconocido experto en dolor.
Cuando una mascota muere, puede ser más difícil para un niño para resolver el dolor experimentado cuando el niño no se le dice la verdad. Evite frases como poner a dormir, Dios necesitaba un ángel, o un trago especial. Todas estas declaraciones pueden estar en conflicto para un niño y emitir temores cuando se van a la cama, ir a la iglesia o al médico para un tiro.
Apoyar a los niños y su dolor por el reconocimiento de su dolor. La muerte de una mascota puede ser una oportunidad para que un niño aprenda que los cuidadores adultos pueden servir de base para ampliar el confort y consuelo. Se trata de una importante oportunidad para animar al niño a expresar sus sentimientos.
1. Permitir al niño la oportunidad de ver a la mascota fallecida y para decir sus últimos adioses. Respetar el tiempo que el niño ha pasado con una mascota fallecida al permitirles tener tiempo para un último adiós hará maravillas en el camino de dolor del niño.
2. Permita que el niño exprese su tristeza. Está bien para que usted pueda mostrar su tristeza también. Hágales saber que está bien llorar. Está bien estar triste.
3. Ayude al niño con las maneras en que puede honrar a su mascota en la muerte. Tener un servicio en memoria de la mascota y permitir que el niño sea parte de la creación del ritual. Algunos planes de seguro del animal doméstico puede incluso ayudar a pagar el entierro y la cremación.
4. Crear una tabla Tribute. Inicie el proceso ritual con la creación de una Mesa Homenaje, una tabla que se creó en una parte prominente de la casa con objetos que representaban la vida compartida con la mascota, elementos como el plato de comida de la mascota, golosinas favoritas, las flores, las fotos , juguetes, ropa para mascotas, manta, cartas escritas a la mascota o sobre la mascota, y cualquier cosa que el niño y la familia se siente representaría la vida compartida. Esta tabla se convertiría en el punto focal para el funeral.
5. Permitir al niño la oportunidad de ayudar con las opciones conmemorativos. Que ayude a elegir la urna, una piedra especial que puede ir en el patio, o incluso un collar o llavero para que tengan con ellos en todo momento, tal vez con un poco de piel de la mascota encerrado en la pieza. Además, asegúrese de que cada niño se le da la oportunidad de tener, o crear, una huella de la pata de arcilla de la mascota y tener su propio recorte de piel especial.
Por encima de todo, ser abierto y honesto con el niño sobre la muerte. Como adultos, no es nuestro papel para protegerlos de la pérdida, sino para darles el permiso para llorar y honrar la vida que comparte también con su mascota.
Desde temprana edad, los niños comienzan a entender el concepto de la muerte, a pesar de que pueden no ser conscientes de que en un nivel consciente. "Cualquier niño lo suficientemente grande para amar es lo suficientemente mayor para llorar", dice Alan Wolfelt, PhD., El mundialmente reconocido experto en dolor.
Cuando una mascota muere, puede ser más difícil para un niño para resolver el dolor experimentado cuando el niño no se le dice la verdad. Evite frases como poner a dormir, Dios necesitaba un ángel, o un trago especial. Todas estas declaraciones pueden estar en conflicto para un niño y emitir temores cuando se van a la cama, ir a la iglesia o al médico para un tiro.
Apoyar a los niños y su dolor por el reconocimiento de su dolor. La muerte de una mascota puede ser una oportunidad para que un niño aprenda que los cuidadores adultos pueden servir de base para ampliar el confort y consuelo. Se trata de una importante oportunidad para animar al niño a expresar sus sentimientos.
1. Permitir al niño la oportunidad de ver a la mascota fallecida y para decir sus últimos adioses. Respetar el tiempo que el niño ha pasado con una mascota fallecida al permitirles tener tiempo para un último adiós hará maravillas en el camino de dolor del niño.
2. Permita que el niño exprese su tristeza. Está bien para que usted pueda mostrar su tristeza también. Hágales saber que está bien llorar. Está bien estar triste.
3. Ayude al niño con las maneras en que puede honrar a su mascota en la muerte. Tener un servicio en memoria de la mascota y permitir que el niño sea parte de la creación del ritual. Algunos planes de seguro del animal doméstico puede incluso ayudar a pagar el entierro y la cremación.
4. Crear una tabla Tribute. Inicie el proceso ritual con la creación de una Mesa Homenaje, una tabla que se creó en una parte prominente de la casa con objetos que representaban la vida compartida con la mascota, elementos como el plato de comida de la mascota, golosinas favoritas, las flores, las fotos , juguetes, ropa para mascotas, manta, cartas escritas a la mascota o sobre la mascota, y cualquier cosa que el niño y la familia se siente representaría la vida compartida. Esta tabla se convertiría en el punto focal para el funeral.
5. Permitir al niño la oportunidad de ayudar con las opciones conmemorativos. Que ayude a elegir la urna, una piedra especial que puede ir en el patio, o incluso un collar o llavero para que tengan con ellos en todo momento, tal vez con un poco de piel de la mascota encerrado en la pieza. Además, asegúrese de que cada niño se le da la oportunidad de tener, o crear, una huella de la pata de arcilla de la mascota y tener su propio recorte de piel especial.
Por encima de todo, ser abierto y honesto con el niño sobre la muerte. Como adultos, no es nuestro papel para protegerlos de la pérdida, sino para darles el permiso para llorar y honrar la vida que comparte también con su mascota.
