Una de las importantes funciones que cumple la profesión en la sociedad, es la atención de los pequeños animales que conviven con el hombre. Su misión es en este caso de honda repercusión social, no siempre valorada en todo su alcance y significado.
Con alguna frecuencia se escucha decir que el veterinario debe ser algo más que un "cura perros"'. Es innegable que la profesión tiene importantes funciones que cumplir, pero esto no significa que la clínica de pequeños animales sea una actividad de menor importancia y jerarquía que otras de las atendidas por ella.
Si en ocasiones parecen crueles, lo son a la manera de las grandes verdades naturales impersonales y con la fatalidad de un cataclismo, nuca con la lúcida perversidad de los hombres. Si luchan o matan lo hacen para alimentarse o para reproducirse o defender su descendencia, jamás por ambición, por despecho o por codicia como los humanos. En los "animales de compañía" se agregan otras cualidades más a esos valores, tales como la amistad, el espíritu de sacrificio y la fidelidad sin dobleces ni reservas. "Cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro", dice el filósofo, y ésa es la gran cuestión que muchos hombres modernos practican sin saberlo.
El pueblo inglés caracterizado por su amor a los animales, tiene una denominación muy gráfica para esos silenciosos amigos: les llaman "pet animáis" o animales de cariño; porque eso es lo que brindan esos seres, un cariño mudo, entrañable y desinteresado, sin traiciones ni olvidos.
Son muchas las personas con problemas afectivos que no hallan en el medio familiar o social que los rodea el caudal de afecto anhelado y en cambio lo encuentran en la compañía de un perro o de un gato. Existen muchos casos de neurosis en nuestra sociedad moderna cuya causa primigenia es una falta de comunicación, con un trasfondo de sentimiento cósmico de soledad, arraigado en los vericuetos del instinto y en los arcanos del alma.
Por tal razón la escuela psiquiátrica norteamericana recomienda tratar esas neurosis con lo que ha denominado "zooterapia" o sea la convivencia con un animal de compañía, ya sea perro ,gato o pájaro, según los gustos de cada cual, a fin de que el individuo pueda volcaren un silencioso amigo su caudal de cariño y toda la carga afectiva reprimida, lográndose resultados sorprendentes en los tratamientos de tales neurosis.
Con alguna frecuencia se escucha decir que el veterinario debe ser algo más que un "cura perros"'. Es innegable que la profesión tiene importantes funciones que cumplir, pero esto no significa que la clínica de pequeños animales sea una actividad de menor importancia y jerarquía que otras de las atendidas por ella.
Si en ocasiones parecen crueles, lo son a la manera de las grandes verdades naturales impersonales y con la fatalidad de un cataclismo, nuca con la lúcida perversidad de los hombres. Si luchan o matan lo hacen para alimentarse o para reproducirse o defender su descendencia, jamás por ambición, por despecho o por codicia como los humanos. En los "animales de compañía" se agregan otras cualidades más a esos valores, tales como la amistad, el espíritu de sacrificio y la fidelidad sin dobleces ni reservas. "Cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro", dice el filósofo, y ésa es la gran cuestión que muchos hombres modernos practican sin saberlo.
El pueblo inglés caracterizado por su amor a los animales, tiene una denominación muy gráfica para esos silenciosos amigos: les llaman "pet animáis" o animales de cariño; porque eso es lo que brindan esos seres, un cariño mudo, entrañable y desinteresado, sin traiciones ni olvidos.
Son muchas las personas con problemas afectivos que no hallan en el medio familiar o social que los rodea el caudal de afecto anhelado y en cambio lo encuentran en la compañía de un perro o de un gato. Existen muchos casos de neurosis en nuestra sociedad moderna cuya causa primigenia es una falta de comunicación, con un trasfondo de sentimiento cósmico de soledad, arraigado en los vericuetos del instinto y en los arcanos del alma.
Por tal razón la escuela psiquiátrica norteamericana recomienda tratar esas neurosis con lo que ha denominado "zooterapia" o sea la convivencia con un animal de compañía, ya sea perro ,gato o pájaro, según los gustos de cada cual, a fin de que el individuo pueda volcaren un silencioso amigo su caudal de cariño y toda la carga afectiva reprimida, lográndose resultados sorprendentes en los tratamientos de tales neurosis.
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