Es lo que oscuramente y por instinto encuentran muchas personas con problemas de soledad y frustradas por las circunstancias de la vida, al ligarse anímicamente con uno de esos seres, hacia los que llegan a sentir un alto grado de devoción y a prodigarles atenciones sin límites. Hay quien habla con un perro o quien mantiene con él un mudo diálogo, con sólo intercambiar miradas que se dicen en silencio muchas cosas. ¿Qué no se lee en los ojos del perro contemplando a su amo o sufriendo o gozando con él?
La realidad de aquel extraño calino entre hombres y bestias, es lo que otorga su gran importancia a la función social del veterinario que hace clínica de pequeños animales; pues la conservación y la integridad física de éstos encierra un elevado sentido social, al colaborar con el psiquiatra cuidando esos seres que representan un factor anímico decisivo en la vida y en la felicidad de muchas personas. Por eso el veterinario desempeña un noble papel en la sociedad moderna, por cierto nada despreciable y que no justifica el mote de "cura perros" con que a veces se lo agravia.
Entre las muchas funciones que cumple, ésta de ejercer la clínica y practicar la cirugía en los pequeños animales de compañía no es la de menor importancia. Saber comprender y valorar todo el alcance de la misión que lleva a cabo en nuestra compleja y a veces contradictoria sociedad, es un deber y una obligación de la Profesión Veterinaria y de quienes por una u otro razón están ligados a ella.
Reconforta saber que la misión de los colegas en la sociedad, no se concreta exclusivamente a actividades relacionadas con la economía y que por el contrario tengan que ver con valores inmateriales y espirituales de la mayor jerarquía, que tocan a los más nobles y exquisitos sentimientos del alma humana.
En consecuencia, aquellos que ejercen la clínica de pequeños animales no curan simplemente perros, y, muy por el contrario, son profesionales que honran su arte al incur-sionar en el campo de los sentimientos, de la psicología y aún de la filosofía, al hacer posible delicadas vivencias humanas, como las expresadas por el poeta en versos cadenciados.
La realidad de aquel extraño calino entre hombres y bestias, es lo que otorga su gran importancia a la función social del veterinario que hace clínica de pequeños animales; pues la conservación y la integridad física de éstos encierra un elevado sentido social, al colaborar con el psiquiatra cuidando esos seres que representan un factor anímico decisivo en la vida y en la felicidad de muchas personas. Por eso el veterinario desempeña un noble papel en la sociedad moderna, por cierto nada despreciable y que no justifica el mote de "cura perros" con que a veces se lo agravia.
Entre las muchas funciones que cumple, ésta de ejercer la clínica y practicar la cirugía en los pequeños animales de compañía no es la de menor importancia. Saber comprender y valorar todo el alcance de la misión que lleva a cabo en nuestra compleja y a veces contradictoria sociedad, es un deber y una obligación de la Profesión Veterinaria y de quienes por una u otro razón están ligados a ella.
Reconforta saber que la misión de los colegas en la sociedad, no se concreta exclusivamente a actividades relacionadas con la economía y que por el contrario tengan que ver con valores inmateriales y espirituales de la mayor jerarquía, que tocan a los más nobles y exquisitos sentimientos del alma humana.
En consecuencia, aquellos que ejercen la clínica de pequeños animales no curan simplemente perros, y, muy por el contrario, son profesionales que honran su arte al incur-sionar en el campo de los sentimientos, de la psicología y aún de la filosofía, al hacer posible delicadas vivencias humanas, como las expresadas por el poeta en versos cadenciados.
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