Conversar con los animales puede tener efectos terapéuticos
Un animal doméstico es capaz de lograr adueñarse de nuestro corazón e incluso agudar a que marche mejor.
No es broma; aunque los animales de compañía no hablan, las personas les hablan a ellos. Esos ratos de "diálogo" reducen el estrés y tienen un importante efecto terapéutico.
Los animales representan para los niños autistas poderosos estímulos multisensoriales: sonidos fuertes y claros, una impresión visual muy viva, un olor característico y una novedad, algo que se puede tocar. Con todo eso se combaten los bajos niveles de respuesta sensorial y afectiva de esos chicos.
En cuanto a niños normales, entre los 3 y los 5 años, la presencia de un animal provoca cambios beneficiosos en la conducta, tales como una mejoría en la expresión verbal. Los niños tienen la posibilidad de comunicarse con alguien que consideran casi un par. Es que los animales domésticos tienen ciertas dependencias que los asemeja a chicos pequeños. Los animales domésticos, también, son imprescindibles para la depresión, trastorno común entre las personas mayores.
Un animal doméstico es capaz de lograr adueñarse de nuestro corazón e incluso agudar a que marche mejor.
No es broma; aunque los animales de compañía no hablan, las personas les hablan a ellos. Esos ratos de "diálogo" reducen el estrés y tienen un importante efecto terapéutico.
Los animales representan para los niños autistas poderosos estímulos multisensoriales: sonidos fuertes y claros, una impresión visual muy viva, un olor característico y una novedad, algo que se puede tocar. Con todo eso se combaten los bajos niveles de respuesta sensorial y afectiva de esos chicos.
En cuanto a niños normales, entre los 3 y los 5 años, la presencia de un animal provoca cambios beneficiosos en la conducta, tales como una mejoría en la expresión verbal. Los niños tienen la posibilidad de comunicarse con alguien que consideran casi un par. Es que los animales domésticos tienen ciertas dependencias que los asemeja a chicos pequeños. Los animales domésticos, también, son imprescindibles para la depresión, trastorno común entre las personas mayores.