PERRO CELOSO, un rey contrariado, Los celos del perro no son más que la expresión de su instinto de dominación. El amor que siente por su dueño no tiene nada que ver ¿Estaría Ud dispuesto a permitir que su hijo fuera dominado por un perro?
Está claro, el perro nunca puede estar celoso como lo están un marido o una esposa. No deberíamos emplear el adjetivo «celoso» para un perro puesto que implica relaciones y sentimientos humanos.
No se trata de que un perro sea incapaz de tener sentimientos, pero adoptando este tipo de calificativo podemos olvidar aquello que justifica el comportamiento del perro. Resumiendo, los celos del perro son tan naturales como simples, sin cálculos ni imaginación.
Deberíamos hablar, en todo caso, de rivalidad. En el seno de la jauría el perro no lo demostrará nunca, es un animal sociable ya que todos sus actos o gestos se enmarcan en un cuadro de comportamiento de grupo. Existe una organización donde cada uno juega su papel en función de su lugar dentro de una jerarquía. Esta jerarquía viene determinada por enfrentamientos, por un lado sangrientos y a menudo impresionantes.
Así pues, un perro «celoso» no es otra cosa que un perro ambicioso, que quiere ascender dentro de la jerarquía, obtener un mejor puesto y nuevas ventajas. Esta aspiración demuestra el carácter dominante del perro. La aptitud de ser dominante es por una parte genética, pero es también el resultado de las condiciones de vida que haya conocido el cachorro en el seno de su carnada.
Se puede asegurar que los cachorros huérfanos -por ejemplo separados de su madre poco después de su nacimiento, debido a una carnada muy numerosa-suelen ser, frecuentemente, desconfiados y peleones de mayores. El hecho de que no hayan conocido la competencia de hermanos y hermanas, nada más ellos y que no hayan tenido a su m para correjirlos. hace que su instint dominación sea desmesurado: no tol a nadie alrededor de su comedero, r expulsados de encima del sofá.
Esta gancia puede encontrarse, en c medida, en los cachorros precozrr destetados, ya que su experiencia de en sociedad es limitada. Esta situ se agrava por el hecho de que sus ños ponen especial cuidado en otrc el máximo de atenciones y no favoi la convivencia con otros perros di semanas o meses.
Está claro, el perro nunca puede estar celoso como lo están un marido o una esposa. No deberíamos emplear el adjetivo «celoso» para un perro puesto que implica relaciones y sentimientos humanos.
No se trata de que un perro sea incapaz de tener sentimientos, pero adoptando este tipo de calificativo podemos olvidar aquello que justifica el comportamiento del perro. Resumiendo, los celos del perro son tan naturales como simples, sin cálculos ni imaginación.
Deberíamos hablar, en todo caso, de rivalidad. En el seno de la jauría el perro no lo demostrará nunca, es un animal sociable ya que todos sus actos o gestos se enmarcan en un cuadro de comportamiento de grupo. Existe una organización donde cada uno juega su papel en función de su lugar dentro de una jerarquía. Esta jerarquía viene determinada por enfrentamientos, por un lado sangrientos y a menudo impresionantes.
Así pues, un perro «celoso» no es otra cosa que un perro ambicioso, que quiere ascender dentro de la jerarquía, obtener un mejor puesto y nuevas ventajas. Esta aspiración demuestra el carácter dominante del perro. La aptitud de ser dominante es por una parte genética, pero es también el resultado de las condiciones de vida que haya conocido el cachorro en el seno de su carnada.
Se puede asegurar que los cachorros huérfanos -por ejemplo separados de su madre poco después de su nacimiento, debido a una carnada muy numerosa-suelen ser, frecuentemente, desconfiados y peleones de mayores. El hecho de que no hayan conocido la competencia de hermanos y hermanas, nada más ellos y que no hayan tenido a su m para correjirlos. hace que su instint dominación sea desmesurado: no tol a nadie alrededor de su comedero, r expulsados de encima del sofá.
Esta gancia puede encontrarse, en c medida, en los cachorros precozrr destetados, ya que su experiencia de en sociedad es limitada. Esta situ se agrava por el hecho de que sus ños ponen especial cuidado en otrc el máximo de atenciones y no favoi la convivencia con otros perros di semanas o meses.