Los sonidos de fuerte intensidad, emitidos con la boca abierta, sirven para señalar el enojo o el dolor. Estos gritos son utilizados esencialmente durante las peleas y en los apáreos.
Los gruñidos son una producción vocal que comienza en la glotis, con la boca cerrada, que luego se abre ligeramente y se mantiene durante toda la respiración. Este grito puede tomar las consonantes de los ladridos y es frecuente en ciertas actitudes, como cuando el gato está a la espera del alimento.
El gato también emite un chiflido ("sss..." ) cuando está enfurecido y quiere intimidar a su enemigo. Este ruido, que provoca pánico a las serpientes venenosas, es un grito de guerra altamente eficaz. En tanto, el soplido ("ffft...") es una producción vocal involuntaria. Una suerte de juramento que el gato emite en la cara de su adversario. El sonido "éo" también denota enojo. La segunda sílaba, la "o", no se prolonga, pero culmina bruscamente.
El grito que la hembra emite impetuosamente traduce más el dolor que la fruición y nada tiene que ver con el arrullo que precede al acto del amor. En efecto, cuando el macho copula a la hembra, las rugosidades del pene producen un dolor vivo a la hembra, que emite un característico sonido ("¡eeé!").
Los gruñidos son una producción vocal que comienza en la glotis, con la boca cerrada, que luego se abre ligeramente y se mantiene durante toda la respiración. Este grito puede tomar las consonantes de los ladridos y es frecuente en ciertas actitudes, como cuando el gato está a la espera del alimento.
El gato también emite un chiflido ("sss..." ) cuando está enfurecido y quiere intimidar a su enemigo. Este ruido, que provoca pánico a las serpientes venenosas, es un grito de guerra altamente eficaz. En tanto, el soplido ("ffft...") es una producción vocal involuntaria. Una suerte de juramento que el gato emite en la cara de su adversario. El sonido "éo" también denota enojo. La segunda sílaba, la "o", no se prolonga, pero culmina bruscamente.
El grito que la hembra emite impetuosamente traduce más el dolor que la fruición y nada tiene que ver con el arrullo que precede al acto del amor. En efecto, cuando el macho copula a la hembra, las rugosidades del pene producen un dolor vivo a la hembra, que emite un característico sonido ("¡eeé!").
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