Llegamos a un apartado especialmente importante. Por qué proliferan como mascotas algunos reptiles particularmente raros, o bien aquellos que gozan de reputación de repugnantes o peligrosos?
Hasta los propios psicólogos tendrían algo que decir en torno a estas preguntas. ¿Es normal que un ciudadano tenga que prestar su bañera a un cocodrilo que ha crecido demasiado o a varias tortugas que apenas superaban el tamaño de una moneda cuando fueron adquiridas en la tienda?
No le demos vueltas. Nos encontramos ante un intento de llevar al corazón de nuestro habitat de asfalto un toque salvaje, lo más exótico posible. Claro que a veces esto traerá grandes problemas. Cocodrilos nadando en las cloacas de algunas megaciudades; pitones atropelladas en medio de una gran avenida o, lo que es peor, hasta serpientes venenosas sembrando el pánico al introducirse por una ventana. ¿A qué se deben estas noticias, no tan insólitas como debería pensarse en buena lógica?
Sencillamente, alguien no calculó bien sus posibilidades o su paciencia. ¿Reptiles como mascotas? Sí, pero con ciertas limitaciones.
En cualquier caso el principal objetivo del mantenimiento de reptiles como mascotas debe ser el placer de la observación de su belleza y de sus pautas de comportamiento. Presumir ante los amigos por tener el supuesto valor de permitir que una cría de pitón se-mientumecida trepe por el brazo, no parece encajar en la personalidad de un verdadero amante de los animales.
Hasta los propios psicólogos tendrían algo que decir en torno a estas preguntas. ¿Es normal que un ciudadano tenga que prestar su bañera a un cocodrilo que ha crecido demasiado o a varias tortugas que apenas superaban el tamaño de una moneda cuando fueron adquiridas en la tienda?
No le demos vueltas. Nos encontramos ante un intento de llevar al corazón de nuestro habitat de asfalto un toque salvaje, lo más exótico posible. Claro que a veces esto traerá grandes problemas. Cocodrilos nadando en las cloacas de algunas megaciudades; pitones atropelladas en medio de una gran avenida o, lo que es peor, hasta serpientes venenosas sembrando el pánico al introducirse por una ventana. ¿A qué se deben estas noticias, no tan insólitas como debería pensarse en buena lógica?
Sencillamente, alguien no calculó bien sus posibilidades o su paciencia. ¿Reptiles como mascotas? Sí, pero con ciertas limitaciones.
En cualquier caso el principal objetivo del mantenimiento de reptiles como mascotas debe ser el placer de la observación de su belleza y de sus pautas de comportamiento. Presumir ante los amigos por tener el supuesto valor de permitir que una cría de pitón se-mientumecida trepe por el brazo, no parece encajar en la personalidad de un verdadero amante de los animales.
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