Además de todos los requisitos burocráticos hay otros sanitarios que debemos tener en cuenta. Lo más importante es que nuestro gato esté vacunado contra las enfermedades infecto-contagiosas.
Son obligatorias contra la panleucopenia, calicivirus y herpesvirus; se aconseja la leucemia felina. La rabia es obligatoria tínicamente para los gatos venidos del extranjero.
Algunas comunidades autónomas exigen el microchip, pero sólo para los gatos de su comunidad.
El gato debe estar libre de parásitos internos y externos, así como el estado general debe ser lo más óptimo posible. Hay que tener en cuenta que va a sufrir estrés, y va a estar en contacto con muchos otros gatos. Esta concentración puede hacer que si nuestro gato no está en plena forma, pueda después padecer alguna enfermedad.
A la entrada de la expo nos encontraremos con la inspección veterinaria donde el gato será revisado por un equipo veterinario que dará el visto bueno, o no dejará entrar al gato en el recinto. Veremos cómo después de mirar a cada gato habrá una cuidadosa desinfección de la mesa donde ha sido examinado.
Esto se hace para evitar, en lo posible, que enfermedades o parásitos que pueden pasar desapercibidos sean traspasados de un gato a otro. Habrá también un control sobre la cartilla sanitaria, vacunas y fecha, junto con el correspondiente sello de la clínica que le ha administrado la vacuna.
Son obligatorias contra la panleucopenia, calicivirus y herpesvirus; se aconseja la leucemia felina. La rabia es obligatoria tínicamente para los gatos venidos del extranjero.
Algunas comunidades autónomas exigen el microchip, pero sólo para los gatos de su comunidad.
El gato debe estar libre de parásitos internos y externos, así como el estado general debe ser lo más óptimo posible. Hay que tener en cuenta que va a sufrir estrés, y va a estar en contacto con muchos otros gatos. Esta concentración puede hacer que si nuestro gato no está en plena forma, pueda después padecer alguna enfermedad.
A la entrada de la expo nos encontraremos con la inspección veterinaria donde el gato será revisado por un equipo veterinario que dará el visto bueno, o no dejará entrar al gato en el recinto. Veremos cómo después de mirar a cada gato habrá una cuidadosa desinfección de la mesa donde ha sido examinado.
Esto se hace para evitar, en lo posible, que enfermedades o parásitos que pueden pasar desapercibidos sean traspasados de un gato a otro. Habrá también un control sobre la cartilla sanitaria, vacunas y fecha, junto con el correspondiente sello de la clínica que le ha administrado la vacuna.
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