De todas las especies de Cardenales, el de Virginia es el más bello. La espectacularidad de su plumaje, rojo chillón, conquistó enseguida a los ornicultores y criadores de aves de jaula. Aunque llegó a Europa en el siglo XVIII, todavía resulta difícil encontrarlo en las pajarerías.
Sin embargo, es posible encargarlo a tiendas especializadas o a importadores de aves. En su habitat natural (regiones del sudeste de Estados Unidos y México), se le puede encontrar en malezas bajas, casi siempre cerca de los ríos, aunque también siente predilección por los bosques claros e incluso osa acercarse hasta los parques y jardines de pequeñas poblaciones.
En libertad, se agrupan en pequeñas bandadas excepto durante la época de reproducción, período en el que las parejas buscan intimidad. Es un pájaro poco exigente y muy resistente. Además posee un hermoso, aunque muy sonoro, canto.
Puede vivir tanto en una gran jaula de vuelo (voladera), con otros Cardenales, o bien con un ejemplar del sexo opuesto en una pajarera de las siguientes dimensiones: 80x40x40 cm. Si se opta por la primera opción, imprescindible situar en la voladera (a diferentes alturas) varios nidos y perchas.
De esta manera, no se pelearán por un lugar donde dormir. En caso de adoptar una sola pareja, bastará con un nidal y dos o tres perchas de madera de 7 cm. de diámetro. En cualquier caso, estos ejemplares necesitan verse rodeados de ramas, hojas verdes y follaje.
¿Por qué? Porque durante la época de reproducción las parejas se ocultarán tras la vegetación para lograr intimidad y porque durante el resto del año este tipo de decoración impedirá que se aburran. Los elementos más adecuados son: ramas de cipreses y tuyas en el interior de la jaula y enredaderas de hoja caduca y rugosa en el exterior. Durante el invierno, la pajarera puede permanecer en el exterior, pero debe estar provista de una parte bien protegida.
Poco importa que se adopte una legión de Cardenales o una sola pareja, todas las jaulas deben disponer de tres comederos bien diferenciados. El primero se rellenará todos los días con una mezcla comercial para Canarios, semillas de mijo, alpiste, avena y girasol. El segundo debe contener semillas de lechuga blanca o de hierbas salvajes. Y el tercero sólo se utilizará durante la época de cría para alimentar a los polluelos con cebo de huevo, queso blanco, gusanos de harina e insectos picados.
Sin embargo, es posible encargarlo a tiendas especializadas o a importadores de aves. En su habitat natural (regiones del sudeste de Estados Unidos y México), se le puede encontrar en malezas bajas, casi siempre cerca de los ríos, aunque también siente predilección por los bosques claros e incluso osa acercarse hasta los parques y jardines de pequeñas poblaciones.
En libertad, se agrupan en pequeñas bandadas excepto durante la época de reproducción, período en el que las parejas buscan intimidad. Es un pájaro poco exigente y muy resistente. Además posee un hermoso, aunque muy sonoro, canto.
Puede vivir tanto en una gran jaula de vuelo (voladera), con otros Cardenales, o bien con un ejemplar del sexo opuesto en una pajarera de las siguientes dimensiones: 80x40x40 cm. Si se opta por la primera opción, imprescindible situar en la voladera (a diferentes alturas) varios nidos y perchas.
De esta manera, no se pelearán por un lugar donde dormir. En caso de adoptar una sola pareja, bastará con un nidal y dos o tres perchas de madera de 7 cm. de diámetro. En cualquier caso, estos ejemplares necesitan verse rodeados de ramas, hojas verdes y follaje.
¿Por qué? Porque durante la época de reproducción las parejas se ocultarán tras la vegetación para lograr intimidad y porque durante el resto del año este tipo de decoración impedirá que se aburran. Los elementos más adecuados son: ramas de cipreses y tuyas en el interior de la jaula y enredaderas de hoja caduca y rugosa en el exterior. Durante el invierno, la pajarera puede permanecer en el exterior, pero debe estar provista de una parte bien protegida.
Poco importa que se adopte una legión de Cardenales o una sola pareja, todas las jaulas deben disponer de tres comederos bien diferenciados. El primero se rellenará todos los días con una mezcla comercial para Canarios, semillas de mijo, alpiste, avena y girasol. El segundo debe contener semillas de lechuga blanca o de hierbas salvajes. Y el tercero sólo se utilizará durante la época de cría para alimentar a los polluelos con cebo de huevo, queso blanco, gusanos de harina e insectos picados.
