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viernes, 11 de noviembre de 2011

Prevención de Leishmaniosis


La prevención de la leishmaniosis, puesto que no existe ninguna vacuna, pasa principalmente por evitar el contacto con los mosquitos evitando que los perros descansen en el exterior al amanecer y al atardecer, utilizando telas mosquiteras para impedir la entrada de los mosquitos -en los lugares en donde se alojen los animales, pulverizando los perros con insecticidas de larga duración durante los meses cálidos, entre abril y octubre, etc.

Existen también lámparas repeleinsectos, aunque su efecto no está en absolu to demostrado. La realización de análisis periódicos encaminados a una detección precoz de la enfermedad es uno de los medios más importantes a realizar si bien no se trata de una prevención como tal sino de un diagnóstico temprano de la leishmaniosis antes de que el perro manifieste síntomas, siendo de esta forma mucho más eficaz el tratamiento.

El momento idóneo es al terminar la estación de mosquitos, en torno al mes de noviembre.

En la práctica el contagio es sólo accidental como lo demuestra el hecho de que por ejemplo en la Comunidad de Madrid se dan unos 50 casos anuales en personas, con una población de unos cinco millones de personas; apareciendo varios miles en perros con una población de unos 300.000 perros censados.

El problema actual aparece en un colectivo muy determinado como son los pacientes con inmunosupresión (SIDA), en los cuales es más frecuente encontrar casos de leishmaniosis asociadas. El hombre parece, en condiciones normales, ser resistente a la leishmaniosis y en los casos en que enferma suele responder muy bien al tratamiento con curación total.

Algunos autores empiezan a plantearse que quizás el perro no juegue un papel tan importante en la leishmaniosis humana como se viene pensando, e incluso que podrían existir diferencias entre los parásitos que afectan a las personas y a los perros, si bien esto no está demostrado y es preferible ser cautos.

lunes, 3 de octubre de 2011

Aspectos claves de la Leishmaniosis


Como hemos comentado antes, el diagnóstico en algunos casos puede ser por los síntomas, pero lo más frecuente es que tengamos que recurrir a distintas pruebas analíticas. Antiguamente, al no disponer de pruebas específicas, el diagnóstico -ra siempre muy tardío lo que explica, en parte, los malos resultados de los tratamientos y el mal nombre de la enfermedad.

En la actualidad las pruebas más utilizadas son los métodos serológicos (análisis en suero sanguíneo para detectar anticuerpos contra la leishmania) y las citologías de médula ósea y ganglios linfáticos, que permiten visualiza) - directamente! al parásito.

Existen además unos cambios (-11 los valores normales de oíros análisis sanguíneos. fruto de las alteraciones que produce la enfermedad en (-1 perro, y quinos permiten además de hacernos sospechar la enfermedad, saber el oslado de salud del animal en cuestión.

La leishmaniosis sólo se contagia por la picadura de un mosquito en los meses cálidos.

No origina epidemias, en las zonas en que está presente siempre hay un número mayor o menor de casos.

Los casos en personas son muy raros y accidentales.

La sintomatología es extremadamente variable.

Un perro con leishmaniosis puede tardar en desarrollar los síntomas desde pocos meses hasta varios años.

El diagnóstico es sencillo y muy variable.

Con un tratamiento correcto el perro lleva una vida perfecta sin ningún tipo de síntomas, ni riesgo de contagio.

Las desparasitaciones externas son el mejor y casi único método de prevención.

La realización de un análisis al año permite detectar los casos precozmente.

Un perro con leishmaniosis no implica en absoluto la eutanasia.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Tratamiento de Leishmaniosis


El panorama actual de la leishmaniosis ha cambiado radicalmente, fruto del diagnóstico precoz y de los mejores protocolos de tratamiento y control de la enfermedad. Hoy en día puede decirse que casi ningún veterinario contempla la enfermedad como incurable o de obligada eutanasia.

Eso sí, una vez diagnosticada la enfermedad, y debido tanto a su gravedad como a ser considerada una zoonosis, el cliente debe decidir si trata a su animal o procede a la eutanasia. (Bajo ningún concepto debe mantenerse un animal vivo sin tratamiento).

Deberemos tener en cuenta que esta enfermedad requiere unos cuidados especiales y un tratamiento largo y quizá algo costoso, además de que (-1 oslado de salud del perro debe ser aceptable-. Actualmente se considera que un perro sometido a tratamiento y con unos controles periódicos no representa ningún riesgo para el contagio.

Antes de decidir poner un tratamiento es indispensable realizar unos análisis generales para valorar el estado de salud, especialmente de las pruebas renales por ser este el sistema que más frecuentemente y con más gravedad se ve afectado.

Hoy en día disponemos de varios tratamientos combinados de distintas formas. El más utilizado sigue siendo la utilización conjunta del «glucantime» y el «alopurinol». Otros medicamentos usados son el «levamisol» y la «anfotericina B». No debemos olvidar usar además un tratamiento sintomático con protectores hepáticos, complejos vitamínicos o, incluso, antibióticos si aparecen infecciones asociadas.

martes, 9 de agosto de 2011

La leishmaniosis


La leishmaniosis está producida por un protozoo denominado «Jeishmania infatum». Se trata di1 una enfermedad grave, de difícil curación y muy difundida en algunas zonas de España. El perro os considerado como el principal reservorio del parásito. La estimación de casos variaría entre un 2-10% de perros infectados.

El contagio se produce exclusivamente por la picadura de un mosquito de pequeño tamaño y de hábitos crepusculares, de la especie «phlebotomus perniciosus». Sus desplazamientos se realizan en un radio de alrededor de un kilómetro y Iras ingerir la sangre con los parásitos, estos deben sufrir una serio de cambios en el interior del mosquito durante un mínimo de cuatro o cinco días para poder contagiar la enfermedad a otro perro.

Se dice (pie no existen dos animales con los mismos síntomas y lesiones. FU período de incubación varía entre 3 meses y varios años, siendo por ello una enfermedad rara en perros menores do seis meses. Tradieio-nalmente se diferenciaba entre un cuadro cíclico cutáneo otro visceral. Hoy en día es raro ver ambos cuadros por separado y lo que más frecuentemente apreciamos son presentaciones variadas, con uno o varios de los síntomas siguientes:

• Alteraciones cutáneas, como síntomas más frecuentes.

• Adelgazamiento, anemia, decaimiento.

• Aumento de los ganglios linfáticos.

• Insuficiencia renal y/o hepático.

• Lesiones oculares.

• Epistaxis (hemorragias nasales).

• Cojeras y afecciones articulares.

Si el perro presenta varios síntomas de los anteriores el diagnóstico es fácil, pero si sólo aparece uno de ellos será mucho más difícil.