Sin perseverancia es imposible educar a un Husky Siberiano", advierte Fernando Salas, un criador madrileño de razas nórdicas con más de quince años de experiencia.
"Antes de dejarse conquistar por la belleza de la raza, el amo debe ser consciente de que va a adoptar un perro con mucho carácter, difícil de adiestrar. Es una raza inquieta, curiosa, con voluntad propia, aunque, una vez adiestrado, respetuoso con sus dueños.
Quiero señalar que un Husky jamás obedecerá por imposición, necesita que le eduquen con paciencia, perseverancia y afecto sutil. Por último, un consejo: su popularidad ha provocado la cría indiscriminada. Por eso es importantísimo acudir a un profesional de reconocido prestigio".
Antes de comprar un Husky compruebe la potencia de su aspiradora, la va a necesitar: sus sillas, alfombras, cortinas y demás objetos decorativos se convertirán en el lugar de reposo de miles y miles de pelillos voladores.
Además, tenemos la obligación de advertirle: si no está dispuesto a cepillarle todos los días, no lo adopte, su casa se convertirá en una montaña de pelusa que no soportarán ni sus familiares más íntimos. Por otro lado, no olvide bañarle una vez cada tres meses con champús neutros.
¿Más inconvenientes? Tiene la fastidiosa y maniática costumbre de excavar enormes hoyos en la tierra y se comunica con sus congéneres a aullido limpio. Efectivamente, un Husky Siberiano no ladra, y si lo hace, él mismo pone cara de asombro al oír que una especie de pseudo ladrido ha salido de su garganta.
Su lenguaje se reduce a un aullido que acorta o alarga según sus preferencias. El mítico musher Leonhard Seppala calificó este peculiar lenguaje canino como "husky chorus". Y, en realidad, como a un Husky Siberiano le dé por demostrar sus dotes corales, no dudará en aullar para pedir que le saquen a pasear a la calle, le demuestren cariño o le den de comer. ¿Solución? Comprarse dos tapones para los oídos... y esperar que funcionen al ciento por ciento.
"Antes de dejarse conquistar por la belleza de la raza, el amo debe ser consciente de que va a adoptar un perro con mucho carácter, difícil de adiestrar. Es una raza inquieta, curiosa, con voluntad propia, aunque, una vez adiestrado, respetuoso con sus dueños.
Quiero señalar que un Husky jamás obedecerá por imposición, necesita que le eduquen con paciencia, perseverancia y afecto sutil. Por último, un consejo: su popularidad ha provocado la cría indiscriminada. Por eso es importantísimo acudir a un profesional de reconocido prestigio".
Antes de comprar un Husky compruebe la potencia de su aspiradora, la va a necesitar: sus sillas, alfombras, cortinas y demás objetos decorativos se convertirán en el lugar de reposo de miles y miles de pelillos voladores.
Además, tenemos la obligación de advertirle: si no está dispuesto a cepillarle todos los días, no lo adopte, su casa se convertirá en una montaña de pelusa que no soportarán ni sus familiares más íntimos. Por otro lado, no olvide bañarle una vez cada tres meses con champús neutros.
¿Más inconvenientes? Tiene la fastidiosa y maniática costumbre de excavar enormes hoyos en la tierra y se comunica con sus congéneres a aullido limpio. Efectivamente, un Husky Siberiano no ladra, y si lo hace, él mismo pone cara de asombro al oír que una especie de pseudo ladrido ha salido de su garganta.
Su lenguaje se reduce a un aullido que acorta o alarga según sus preferencias. El mítico musher Leonhard Seppala calificó este peculiar lenguaje canino como "husky chorus". Y, en realidad, como a un Husky Siberiano le dé por demostrar sus dotes corales, no dudará en aullar para pedir que le saquen a pasear a la calle, le demuestren cariño o le den de comer. ¿Solución? Comprarse dos tapones para los oídos... y esperar que funcionen al ciento por ciento.
