Para este fabuloso sentido del olfato y de sagacidad del perro, unos ejemplos más: El perro puede olfatear hasta la sal, la que es sin olor para nosotros. Almacena todos los olores aislados en su cerebro olfatorio, y su capacidad es tan amplia que le permite "acordarse" de los olores individuales o los personales, algo difícil solamente le resulta diferenciar mellizos uni-vitelinos humanos.
Perros hasta sueñan con la nariz, relata el investigador de comportamiento,
Eberhard Trumier: durante el sueño, nariz y oídos transmiten todas las noticias actuales al cerebro olfatorio. La "computadora" las registra y las elabora en el subconsciente. Por eso, al despertarse, el perro ya está al tanto, por ejemplo; de qué ánimo está su amo. Pues los perros pueden olfatear hasta enojo, nerviosidad o miedo, los que se manifiestan en el humano con la elevada producción de la hormona de excitación -adrenalina-.
Resumen para todos los poseedores de perros, que aman de veras a su amigo cuadrúpedo: el paseo es tan importante no sólo por el movimiento sino también porque en él, el perro, por decirlo así, lee su diario, olfatea su programa de TV se forma su cuadro del mundo, para él tanto más excitante, cuanto más se trata de olores siempre nuevos, diferentes. Un perro que pasa su vida exclusivamente en una casa o en un jardín, cuyos olores conoce olgadamente de memoria y que le aburren, este perro puede insensibilizarse.
Sobre todo los amigos de los animales, solitarios o decepcionados por los humanos, suelen considerar al perro como una clase de sustituto del hombre, y lo tratan como tal, pero el perro es del todo "inhumano" y vive en un mundo completamente diferente.
Esto, lo demuestran no solamente los más nuevos conocimientos sobre el sentido "olfatorio" tan fantástico del perro; una cualidad más diferencia principalmente al perro del hombre: el hombre -como cazador- hace parada y acecha a su proa, el perro es un corredor, quien persigue a la proa. Por ello, es un pobre perro ese que puede ir a pasear solamente con la correa, pues mucho más que el hombre, el perro necesita la oportunidad de correr.
Perros hasta sueñan con la nariz, relata el investigador de comportamiento,
Eberhard Trumier: durante el sueño, nariz y oídos transmiten todas las noticias actuales al cerebro olfatorio. La "computadora" las registra y las elabora en el subconsciente. Por eso, al despertarse, el perro ya está al tanto, por ejemplo; de qué ánimo está su amo. Pues los perros pueden olfatear hasta enojo, nerviosidad o miedo, los que se manifiestan en el humano con la elevada producción de la hormona de excitación -adrenalina-.
Resumen para todos los poseedores de perros, que aman de veras a su amigo cuadrúpedo: el paseo es tan importante no sólo por el movimiento sino también porque en él, el perro, por decirlo así, lee su diario, olfatea su programa de TV se forma su cuadro del mundo, para él tanto más excitante, cuanto más se trata de olores siempre nuevos, diferentes. Un perro que pasa su vida exclusivamente en una casa o en un jardín, cuyos olores conoce olgadamente de memoria y que le aburren, este perro puede insensibilizarse.
Sobre todo los amigos de los animales, solitarios o decepcionados por los humanos, suelen considerar al perro como una clase de sustituto del hombre, y lo tratan como tal, pero el perro es del todo "inhumano" y vive en un mundo completamente diferente.
Esto, lo demuestran no solamente los más nuevos conocimientos sobre el sentido "olfatorio" tan fantástico del perro; una cualidad más diferencia principalmente al perro del hombre: el hombre -como cazador- hace parada y acecha a su proa, el perro es un corredor, quien persigue a la proa. Por ello, es un pobre perro ese que puede ir a pasear solamente con la correa, pues mucho más que el hombre, el perro necesita la oportunidad de correr.
