Cachorros dominantes.
Muchos perros son dominantes por defecto: no han encontrado serios competidores a lo largo de su joven vida. Después su entorno no osa llevarles Ia contraria. A menudo, no se atreven a aspirar al primer puesto, se conforman, por ejemplo, con no soportar a los invitados. Esta tiranía puede significar un obstáculo para ciertas actvidades de su amo. Existen perros que se enfadan desde que suena el teléfono hasta el punto de tener que encerrarlos en una habitación vecina para poder hablar por teléfono.
La integración en la familia debe llevarse a cabo enseguida sin atentar contra el respeto debido al cachorro. Pero este respeto no debe confundirse con el derecho a hacer cualquier cosa. El cachorro no tiene malicia, pero no hace nada gratuitamente: cada una de sus acciones representa la ocasión de experimentar hasta dónde puede llegar sin atraer la atención de los de su entorno.
Muchos perros son dominantes por defecto: no han encontrado serios competidores a lo largo de su joven vida. Después su entorno no osa llevarles Ia contraria. A menudo, no se atreven a aspirar al primer puesto, se conforman, por ejemplo, con no soportar a los invitados. Esta tiranía puede significar un obstáculo para ciertas actvidades de su amo. Existen perros que se enfadan desde que suena el teléfono hasta el punto de tener que encerrarlos en una habitación vecina para poder hablar por teléfono.
La integración en la familia debe llevarse a cabo enseguida sin atentar contra el respeto debido al cachorro. Pero este respeto no debe confundirse con el derecho a hacer cualquier cosa. El cachorro no tiene malicia, pero no hace nada gratuitamente: cada una de sus acciones representa la ocasión de experimentar hasta dónde puede llegar sin atraer la atención de los de su entorno.