Dos casos pueden presentarse en el momento en que el perro está por cometer una falta.
Se encuentra al alcance de la mano: generalmente se va encima de la persona la salta encima suyo, mordisqueándola, disputando su lugar o su comida. En este caso y contrariamente a una idea particularmente difundida, uno puede darle un golpe seco, siempre con la mano. Lo importante es hacerlo en un buen momento (cuando ocurre el hecho) y de una buena forma (sin amenazarlo).
El efecto disuasivo es producido por la determinación del gesto y por la sorpresa: uno no lo previene antes del hecho, y el perro no debe tener tiempo de ver la mano que llega. Uno golpea preferentemente sobre el hocico y sobre la cabeza, pero nunca sobre la parte trasera (nada de azotes al perro).
Se puede utilizar también el costado del pie (si el animal se prende de los zapatos), el codo o la rodilla especialmente para los perros que saltan.
Si recomienza es que el efecto no ha sido suficiente; si continúa en esta actitud será necesario tomarlo por la piel de la nuca. Si trata de darse vuelta y morder la mano, uno lo debe levantar, sacudiéndolo y no lo largará hasta que se calme (atención: no usar este método con un adulto dominante o un perro agresivo).
Esta técnica es muy eficaz, pero es necesario cuidar de no abusar de ella.
Uno se encuentra a distancia: roba un objeto, destruye, ladra por nada, atraviesa un límite prohibido, etc.
Uno no lo puede llamar para retarlo, si no, no vendrá al llamado (pero continuará haciendo travesuras).
Este método sin grito y sin violencia desestabiliza al perro que deja lo que estaba por hacer.
Se encuentra al alcance de la mano: generalmente se va encima de la persona la salta encima suyo, mordisqueándola, disputando su lugar o su comida. En este caso y contrariamente a una idea particularmente difundida, uno puede darle un golpe seco, siempre con la mano. Lo importante es hacerlo en un buen momento (cuando ocurre el hecho) y de una buena forma (sin amenazarlo).
El efecto disuasivo es producido por la determinación del gesto y por la sorpresa: uno no lo previene antes del hecho, y el perro no debe tener tiempo de ver la mano que llega. Uno golpea preferentemente sobre el hocico y sobre la cabeza, pero nunca sobre la parte trasera (nada de azotes al perro).
Se puede utilizar también el costado del pie (si el animal se prende de los zapatos), el codo o la rodilla especialmente para los perros que saltan.
Si recomienza es que el efecto no ha sido suficiente; si continúa en esta actitud será necesario tomarlo por la piel de la nuca. Si trata de darse vuelta y morder la mano, uno lo debe levantar, sacudiéndolo y no lo largará hasta que se calme (atención: no usar este método con un adulto dominante o un perro agresivo).
Esta técnica es muy eficaz, pero es necesario cuidar de no abusar de ella.
Uno se encuentra a distancia: roba un objeto, destruye, ladra por nada, atraviesa un límite prohibido, etc.
Uno no lo puede llamar para retarlo, si no, no vendrá al llamado (pero continuará haciendo travesuras).
Este método sin grito y sin violencia desestabiliza al perro que deja lo que estaba por hacer.