Un perro extraño se acerca con la cola alta, sin movimiento, con la boca cerrada y las orejas para adelante, sus ojos clavados en nuestra mirada y en ocasiones con un sordo y grave gruñido.
Ante esta situación tenemos un perro dominante que nos está pidiendo un gesto de sumisión, lleva una gran dosis de seguridad (si el rabo está excesivamente forzado hacia arriba, el animal se encuentra inseguro y se puede disparar fácilmente) y su amenaza es notoria.
No debemos movernos y pegaremos nuestras manos al cuerpo, aprovechando para tapar nuestras zonas vulnerables. Mirarle a los ojos y darles el frente puede ser un reto por nuestra parte y corremos el riesgo de enfrentarlos y hacernos daño.
Ante esta situación tenemos un perro dominante que nos está pidiendo un gesto de sumisión, lleva una gran dosis de seguridad (si el rabo está excesivamente forzado hacia arriba, el animal se encuentra inseguro y se puede disparar fácilmente) y su amenaza es notoria.
No debemos movernos y pegaremos nuestras manos al cuerpo, aprovechando para tapar nuestras zonas vulnerables. Mirarle a los ojos y darles el frente puede ser un reto por nuestra parte y corremos el riesgo de enfrentarlos y hacernos daño.