Popopularmente se le conoce como el Apolo canino, y aunque no queremos quitar mérito a su belleza, lo cierto es que, si no fuera por las propiedades de su manto, jamás habría logrado conquistar este título. Basta con imaginar a un Dogo Alemán víctima de la época de muda: una calva allí, un montón de pelos allá y pelusilla volando a su alrededor. Patético, ¿no? Algo semejante sucedería si no tuviera la cualidad de rechazar el polvo.
Sí, el manto de esta raza está dotado de una grasa especial que, además de nutrir el pelo, repele la suciedad. Si no se lo cree, haga la prueba del algodón: después de pasarlo por su piel, apenas descubrirá rastro. En definitiva, un dechado de virtudes...
Sólo higiénicas, ya que ser el dueño de este imponente animal conlleva importantes gastos de alimentación (come como un caballo) y sanitarios (necesita frecuentes revisiones veterinarias). Eso sí, su amo no desembolsará una sola peseta en peluquería o belleza.
Sí, el manto de esta raza está dotado de una grasa especial que, además de nutrir el pelo, repele la suciedad. Si no se lo cree, haga la prueba del algodón: después de pasarlo por su piel, apenas descubrirá rastro. En definitiva, un dechado de virtudes...
Sólo higiénicas, ya que ser el dueño de este imponente animal conlleva importantes gastos de alimentación (come como un caballo) y sanitarios (necesita frecuentes revisiones veterinarias). Eso sí, su amo no desembolsará una sola peseta en peluquería o belleza.