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Hurón: Consejos para tener una mascota

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domingo, 31 de julio de 2011

Perro que se persigue su propio rabo


Está más aburrido que una ostra. Los perros que giran en círculo para dar caza a su propio rabo intentan poner fin a un estado de hastío que, en el peor de los casos, podría llevarles a mordisquearse las patas o a producirse serias mordeduras en los costados.

Puede que muchos amos se lo pasen en grande viendo cómo su perro, después de un número indeterminado de vueltas, cae mareado y pierde la orientación. Pues bien, conviene saber que el paso siguiente será la autolesión, un ejercicio poco divertido que con frecuencia practican los ejemplares que pasan demasiado tiempo solos.

Llegados a este extremo, conviene señalar que en algunos casos, cuando la persecución se convierte en una obsesión resulta imprescindible visitar a un especialista en neurología. Al amo corresponde dedicar más tiempo a hacerle comprender al perro que no esta bien este tipo de comportamientos. Recuerden que el amo es dominante o sumiso, no hay más oportunidades en el mundo de los perros.

jueves, 21 de julio de 2011

Conducta Canina - tapando sus heces


Ya aprenderá que dejarse las pezuñas en la acera no es saludable. Generalmente, esta costumbre sobresalta a los amos primerizos, que no salen de su asombro al ver cómo su perro, después de defecar, se afana en lo imposible: rascar el suelo con frenesí y obsesionarse en la tarea imposible de ocultar sus heces.

Las cosas cambian cuando el acto se comete en un lugar que sí permite al animal mezclar los excrementos con la tierra y ocultarlos. Pero... ¿por qué lo hacen? He aquí la pregunta del millón: nadie tiene ni la más remota idea.

Algunos creen que de esta forma intentan esparcir lo más posible el olor de las heces. Sin embargo, esta interpretación es improbable, ya que las entierran, no las dispersan, con lo que disimulan su presencia y, por tanto, anulan la señal olfativa.

Probablemente se trate de una reminiscencia del pasado, puesto que sus parientes salvajes, los lobos, también actúan de esta misma forma en un intento de mantener limpia la zona en la que habitan. Sin embargo, este curioso hábito tendría que haber desaparecido tras la domesticación...

Estamos, pues, ante una costumbre canina muy habitual que carece de explicación. Así que... ya sabe, si a su perro le da por excavar el asfalto, no está loco. Tenga un poco de paciencia, y probablemente, tras cuatro o cinco intentos fallidos, comprenda que sólo es posible excavar en la arena.

miércoles, 13 de julio de 2011

Perros que se revuelcan en basura


Feliz de revolcarse entre basuras...

Tenga paciencia y comprenda que las costumbres caninas que nosotros consideramos una cochinada son, en realidad, comportamientos necesarios para la comunicación entre congéneres.

¿Significa esto que debe permitir a su compañero canino restregarse contra la primera porquería maloliente que se cruce en su camino? En absoluto.

Lo más prudente será enseñarle que esa costumbre no agrada a su familia, aunque la verdad es que a ellos les encanta: un perro que huele, por ejemplo, a heces de caballo, se convierte en el más popular del barrio, un ser irresistible al que se acercarán todos y cada uno de los colegas que se crucen por su camino.

Para evitar que se revuelque entre la porquería, habrá que tomar medidas drásticas: rociar con sprays especiales (de venta en tiendas especializadas) los lugares en los que suelen hacer de las suyas; o bien llevarle bien atado con la correa y, sobre todo, evitar rociarle con sustancias de aseo canino que disimulen su olor natural.

¿Por qué? Porque un perro que se huele a sí mismo de forma extraña (después del baño o de echarle colonias o desodorantes especiales para canes) hará lo imposible por recuperar el aroma Enlaceperdido y no dudará en lanzarse contra la primera montaña de heces que salga a su vista. Ojo al dato.

sábado, 9 de julio de 2011

Malas costumbres de Perros


¡Cómo son estos perros! Orinan en todas las esquinas, les encanta revolcarse entre porquerías, a veces les da por comer hierba o por zamparse las heces de sus colegas. Para colmo, su mutuo saludo consiste en olfatearse los traseros.

¿Son unos cochinos o... simplemente tienen costumbres que nosotros, los humanos, no acertamos a comprender? En algunos casos es un problema de educación, y en otros, un código de comunicación canino que, aunque nos cueste, debemos aprender a respetar.

Imagine por un momento que alguien le mira mal porque ha dado la mano a un colega del trabajo, o que le reprenden severamente por utilizar una marca concreta de perfume. Supongamos, también, que le llaman cochino porque adora los helados de fresa o tiene la costumbre de echar salsa de fresa sobre los pasteles de queso.

Desconcertante, ¿no? Pues algo semejante les sucede a nuestros compañeros caninos: ellos tienen una forma de actuar que, en ocasiones, a nosotros nos resulta bastante desagradable.

Es posible que no aceptemos, ni comprendamos, su predilección por ciertos olores, o que nos saquen de quicio muchas de sus feas y raras costumbres. Algunas de ellas pueden, y deben, ser corregidas de inmediato, pero otras merecen nuestro respeto... Analicemos, pues, uno por uno los hábitos caninos más inauditos o molestos para saber qué debemos hacer en cada caso.

Loco por comer hierba
Sobre todo, evítelo, y no caiga en el error más común: pensar que alguna deficiencia nutricional le lleva a mordisquear briznas como si de una vaca se tratase. Por lo general, la curiosidad es el único motivo. Los más osados la mastican y... comienzan a vomitar.

Este hecho ha originado la creencia de que los canes se purgan de esta forma, y aunque en cierto modo es así, lo cierto es que se trata de una costumbre muy dañina que, en el peor de los casos, puede dar lugar a ciertos trastornos gástricos. Evite que su perro la adquiera y, si es necesario, recurra al castigo.