¡Cómo son estos perros! Orinan en todas las esquinas, les encanta revolcarse entre porquerías, a veces les da por comer hierba o por zamparse las heces de sus colegas. Para colmo, su mutuo saludo consiste en olfatearse los traseros.
¿Son unos cochinos o... simplemente tienen costumbres que nosotros, los humanos, no acertamos a comprender? En algunos casos es un problema de educación, y en otros, un código de comunicación canino que, aunque nos cueste, debemos aprender a respetar.
Imagine por un momento que alguien le mira mal porque ha dado la mano a un colega del trabajo, o que le reprenden severamente por utilizar una marca concreta de perfume. Supongamos, también, que le llaman cochino porque adora los helados de fresa o tiene la costumbre de echar salsa de fresa sobre los pasteles de queso.
Desconcertante, ¿no? Pues algo semejante les sucede a nuestros compañeros caninos: ellos tienen una forma de actuar que, en ocasiones, a nosotros nos resulta bastante desagradable.
Es posible que no aceptemos, ni comprendamos, su predilección por ciertos olores, o que nos saquen de quicio muchas de sus feas y raras costumbres. Algunas de ellas pueden, y deben, ser corregidas de inmediato, pero otras merecen nuestro respeto... Analicemos, pues, uno por uno los hábitos caninos más inauditos o molestos para saber qué debemos hacer en cada caso.
Loco por comer hierba
Sobre todo, evítelo, y no caiga en el error más común: pensar que alguna deficiencia nutricional le lleva a mordisquear briznas como si de una vaca se tratase. Por lo general, la curiosidad es el único motivo. Los más osados la mastican y... comienzan a vomitar.
Este hecho ha originado la creencia de que los canes se purgan de esta forma, y aunque en cierto modo es así, lo cierto es que se trata de una costumbre muy dañina que, en el peor de los casos, puede dar lugar a ciertos trastornos gástricos. Evite que su perro la adquiera y, si es necesario, recurra al castigo.
¿Son unos cochinos o... simplemente tienen costumbres que nosotros, los humanos, no acertamos a comprender? En algunos casos es un problema de educación, y en otros, un código de comunicación canino que, aunque nos cueste, debemos aprender a respetar.
Imagine por un momento que alguien le mira mal porque ha dado la mano a un colega del trabajo, o que le reprenden severamente por utilizar una marca concreta de perfume. Supongamos, también, que le llaman cochino porque adora los helados de fresa o tiene la costumbre de echar salsa de fresa sobre los pasteles de queso.
Desconcertante, ¿no? Pues algo semejante les sucede a nuestros compañeros caninos: ellos tienen una forma de actuar que, en ocasiones, a nosotros nos resulta bastante desagradable.
Es posible que no aceptemos, ni comprendamos, su predilección por ciertos olores, o que nos saquen de quicio muchas de sus feas y raras costumbres. Algunas de ellas pueden, y deben, ser corregidas de inmediato, pero otras merecen nuestro respeto... Analicemos, pues, uno por uno los hábitos caninos más inauditos o molestos para saber qué debemos hacer en cada caso.
Loco por comer hierba
Sobre todo, evítelo, y no caiga en el error más común: pensar que alguna deficiencia nutricional le lleva a mordisquear briznas como si de una vaca se tratase. Por lo general, la curiosidad es el único motivo. Los más osados la mastican y... comienzan a vomitar.
Este hecho ha originado la creencia de que los canes se purgan de esta forma, y aunque en cierto modo es así, lo cierto es que se trata de una costumbre muy dañina que, en el peor de los casos, puede dar lugar a ciertos trastornos gástricos. Evite que su perro la adquiera y, si es necesario, recurra al castigo.
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