Feliz de revolcarse entre basuras...
Tenga paciencia y comprenda que las costumbres caninas que nosotros consideramos una cochinada son, en realidad, comportamientos necesarios para la comunicación entre congéneres.
¿Significa esto que debe permitir a su compañero canino restregarse contra la primera porquería maloliente que se cruce en su camino? En absoluto.
Lo más prudente será enseñarle que esa costumbre no agrada a su familia, aunque la verdad es que a ellos les encanta: un perro que huele, por ejemplo, a heces de caballo, se convierte en el más popular del barrio, un ser irresistible al que se acercarán todos y cada uno de los colegas que se crucen por su camino.
Para evitar que se revuelque entre la porquería, habrá que tomar medidas drásticas: rociar con sprays especiales (de venta en tiendas especializadas) los lugares en los que suelen hacer de las suyas; o bien llevarle bien atado con la correa y, sobre todo, evitar rociarle con sustancias de aseo canino que disimulen su olor natural.
¿Por qué? Porque un perro que se huele a sí mismo de forma extraña (después del baño o de echarle colonias o desodorantes especiales para canes) hará lo imposible por recuperar el aroma perdido y no dudará en lanzarse contra la primera montaña de heces que salga a su vista. Ojo al dato.
Tenga paciencia y comprenda que las costumbres caninas que nosotros consideramos una cochinada son, en realidad, comportamientos necesarios para la comunicación entre congéneres.
¿Significa esto que debe permitir a su compañero canino restregarse contra la primera porquería maloliente que se cruce en su camino? En absoluto.
Lo más prudente será enseñarle que esa costumbre no agrada a su familia, aunque la verdad es que a ellos les encanta: un perro que huele, por ejemplo, a heces de caballo, se convierte en el más popular del barrio, un ser irresistible al que se acercarán todos y cada uno de los colegas que se crucen por su camino.
Para evitar que se revuelque entre la porquería, habrá que tomar medidas drásticas: rociar con sprays especiales (de venta en tiendas especializadas) los lugares en los que suelen hacer de las suyas; o bien llevarle bien atado con la correa y, sobre todo, evitar rociarle con sustancias de aseo canino que disimulen su olor natural.
¿Por qué? Porque un perro que se huele a sí mismo de forma extraña (después del baño o de echarle colonias o desodorantes especiales para canes) hará lo imposible por recuperar el aroma perdido y no dudará en lanzarse contra la primera montaña de heces que salga a su vista. Ojo al dato.
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