El gato doméstico es una contradicción. Ningún animal ha desarrollado una relación tan íntima con los seres humanos, mientras que al mismo tiempo exige y consigue tal independencia de movimiento y acción.
El perro puede ser el mejor amigo del hombres, pero rara vez se permite vagabundear de un jardín a otro o de calle en calle. El obediente perro debe ser llevado a pasear. El testarudo gato camina solo.
El gato lleva una doble vida. En la casa es un gatito crecido que contempla fijamente a sus dueños humanos. Cuando sale de juerga es un completo adulto, su propio jefe, una criatura salvaje que vive libremente, alerta y autosuficiente y sus protectores humanos, en ese momento, están totalmente fuera de su mente.
El cambio de dócil mascota a animal salvaje y luego otra vez a su estado anterior es algo fascinante de observar. Cualquier dueño de gato que accidentalmente se haya encontrado con su gato fuera de la casa, cuando está profundamente involucrado en algún teleteatro gatuno de sexo y violencia, sabe a lo que me refiero. En un instante el animal está totalmente atrapado en un intenso drama de festejo o lucha territorial.
Entonces, por el rabillo del ojo ve a su dueño humano que lo observa. Allí se produce un momento esquizoide de doble compromiso, una vacilación, y el animal corre, se frota contra las piernas de su dueño y vuelve a ser el gatito casero una vez más.
El gato se las arregla para permanecer como un animal dócil como consecuencia de su crianza. Al vivir con otros gatos (su madre y sus hermanos) y con los humanos (la familia que lo ha adoptado) durante su infancia, se apega a ambos y considera que pertenece a ambas especies. Es como un chico que crece en un país extranjero y como consecuencia de ello es bilingüe.
El gato se vuelve bimental. Puede ser físicamente un gato, pero mentalmente es tanto felino como humano. Sin embargo, una vez que es totalmente adulto, la mayoría de sus respuestas son felinas y tiene solamente una reacción principal para con sus dueños humanos. Los trata como pseudopadres. Esto es porque ellos lo apartaron de su madre verdadera en una etapa sensitiva del desarrollo del gatito y le dieron leche, alimento sólido y comodidad mientras crecía.
El perro puede ser el mejor amigo del hombres, pero rara vez se permite vagabundear de un jardín a otro o de calle en calle. El obediente perro debe ser llevado a pasear. El testarudo gato camina solo.
El gato lleva una doble vida. En la casa es un gatito crecido que contempla fijamente a sus dueños humanos. Cuando sale de juerga es un completo adulto, su propio jefe, una criatura salvaje que vive libremente, alerta y autosuficiente y sus protectores humanos, en ese momento, están totalmente fuera de su mente.
El cambio de dócil mascota a animal salvaje y luego otra vez a su estado anterior es algo fascinante de observar. Cualquier dueño de gato que accidentalmente se haya encontrado con su gato fuera de la casa, cuando está profundamente involucrado en algún teleteatro gatuno de sexo y violencia, sabe a lo que me refiero. En un instante el animal está totalmente atrapado en un intenso drama de festejo o lucha territorial.
Entonces, por el rabillo del ojo ve a su dueño humano que lo observa. Allí se produce un momento esquizoide de doble compromiso, una vacilación, y el animal corre, se frota contra las piernas de su dueño y vuelve a ser el gatito casero una vez más.
El gato se las arregla para permanecer como un animal dócil como consecuencia de su crianza. Al vivir con otros gatos (su madre y sus hermanos) y con los humanos (la familia que lo ha adoptado) durante su infancia, se apega a ambos y considera que pertenece a ambas especies. Es como un chico que crece en un país extranjero y como consecuencia de ello es bilingüe.
El gato se vuelve bimental. Puede ser físicamente un gato, pero mentalmente es tanto felino como humano. Sin embargo, una vez que es totalmente adulto, la mayoría de sus respuestas son felinas y tiene solamente una reacción principal para con sus dueños humanos. Los trata como pseudopadres. Esto es porque ellos lo apartaron de su madre verdadera en una etapa sensitiva del desarrollo del gatito y le dieron leche, alimento sólido y comodidad mientras crecía.
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